Este 8 de febrero se cumplen cien años del fallecimiento del geógrafo, naturalista, pero sobre todo, anarquista, Piotr Kropotkin (1842-1921) y desde la Casa de la Memoria La Sauceda nos queremos sumar a los numerosos actos culturales y reivindicativos que sin duda se están dando por todo el orbe. En este artículo se hará un breve análisis de su influencia en el movimiento libertario del Campo de Gibraltar, y del eco que tuvieron sus teorías y acciones en la prensa anarquista de esta misma comarca en esa horquilla temporal de cambio de siglo entre el XIX y el XX. Se incluirá, además, el listado de títulos que posee nuestra biblioteca del autor homenajeado. La huella que dejó su personalidad se extiende, por tanto, más de 120 años en nuestra historia social, y estamos seguros de que serán muchos más en lo sucesivo.

El abuelo del anarquismo, o el príncipe anarquista, como también era conocido dada su ascendencia noble, fue autor de una colosal obra en forma de libros, folletos o artículos periodísticos. Por destacar sólo algunos, nombraremos por ejemplo La conquista del pan, La moral anarquista, Campos, fábricas y talleres, o El Apoyo mutuo, un factor de la evolución. Este último, sin duda, es un libro que aconsejaría a cualquiera, más allá de que se sienta o no inclinado por estas cuestiones políticas. Escrito como respuesta al darwinismo social, es la constatación real de que el apoyo mutuo y la cooperación entre las especies y los humanos han sido y son unos factores decisivos en la evolución, además de su contrario, el de la lucha entre las especies y la competencia.
En el plano teórico y político, Kropotkin es el principal difusor de lo que se conoce como el anarco-comunismo, o comunismo libertario, corriente de pensamiento en principio superadora del mutualismo de Proudhon, o del colectivismo de Bakunin. Esta forma de entender las relaciones sociales y económicas, “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades“, es la que se acabaría imponiendo en los sectores anarquistas de todo el mundo en las primeras décadas del s. XX y en las experiencias revolucionarias que se llevarían a cabo.

La obra y pensamiento de Kropotkin alcanzaron también a nuestra sureña geografía. El anarquismo, presente en el Campo de Gibraltar prácticamente ya desde la I Internacional, gozaría de una época dorada en este cambio de siglo. Los numerosos grupos anarquistas que se formaron en estos años, sobre todo en Algeciras y La Línea, y la prensa creada a efectos de propagar el ideario, fueron en cierto modo los precursores que más tarde darían alas a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en la comarca, cuando se funda en 1910, o a la FAI (Federación Anarquista Ibérica) en la década de los treinta. Serían, si se me permite la licencia, los abuelos de los nietos que luego se batieron el cobre en defensa de la libertad y la revolución social tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936.
Grupos anarquistas como Germinal (La Línea, 1901), Andalucía Rebelde (La Línea, 1905), Solidaridad (Algeciras, 1910), Al buen fin la buena causa (La Línea) o, en especial, el Centro de Estudios Sociales (La Línea) fueron los responsables de propagar en nuestro territorio estas ideas de justicia, libertad e igualdad que incendiaron el mapa europeo. Como organizaciones que aspiraban a una sociedad sin clases, no sólo se preocuparon por mejorar su situación laboral y económica, si no también la cultural. Esta quizás es una de las características que mejor define al anarquismo de esta época; ese afán por llevar la cultura, el conocimiento y la superación personal a los más desfavorecidos para romper con las desigualdades y lograr un mundo mejor.
Para ello se pusieron en marcha un sinfín de iniciativas: escuelas laicas, bibliotecas, veladas culturales, excursiones propagandísticas, obras de teatro, etc. Pero sin duda, la herramienta que más contribuiría a esta causa de regeneración  de las conciencias sería la prensa. Circula en los ambientes libertarios un dicho en el que se afirma que cuando se juntaban tres o cuatro anarquistas, de esa reunión nacía una publicación o un periódico. Y es cierto, a tenor del número de periódicos que con más o menos éxito surgieron en este período en el Campo de Gibraltar.
Unos tuvieron una vida muy efímera y se conoce muy poco de ellos, como los siguientes: “El Despertar campesino“, “El Obrero moderno“, “El Sediente“, todos ubicados en La Línea en torno a 1901; “El Despertar del terruño” (1903) “Aurora” (Algeciras y la Línea, 1906), “El Anticristo” (La Línea, 1906); o más avanzado el siglo, “La voz del proletariado carbonero y minero” (1917) y “Prometeo” (1920).
Sin embargo, de los siguientes rotativos, “El Oprimido” (1893) y “La Protesta” (1899-1902) sí tenemos más datos. Es aquí donde entra nuestro amigo Kropotkin. Ambos se pueden consultar en la Biblioteca Virtual de Andalucía, digitalizados por la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz.

De El Oprimido (1893) parece ser que sólo se conservan los dos primeros números: 18 de septiembre y 11 de octubre. Impreso en Algeciras, e intitulado periódico anarquista, llama la atención la sorna o franqueza con la que sus responsables anuncian su periodicidad, “sale cuando puede” y precio, “vive de la solidaridad“. Algo muy usual en la prensa libertaria, siempre dependiente del sustento de sus suscriptores y de la censura de las autoridades.
Pero al menos tenemos la suerte de poder leer noticias locales con 128 años de antigüedad, y de que en tan corta tirada aparezca un anuncio de un folleto de Kropotkine: El salariado. Como puede observarse se vendía a 10 céntimos, ya hacía mención del comunismo anarquista, y se imprimió en la imprenta tipografía de Unión Republicana. Este folleto fue publicado por primera vez en 1888 en el periódico La Révolte, en París.

La Protesta (1899-1902) es el periódico local que mejor trato ha recibido por el paso del tiempo y la desmemoria. De los 133 números que se cree se publicaron sólo se han conservado 27. Aunque también fue de corta existencia gozó de una vida ajetreada, ya que tuvo varias sedes en esos tres años: Sabadell, Valladolid, Algeciras, y por último La Línea. En esta ciudad le dio cobertura y continuidad el Centro de Estudios Sociales, de gran repercusión en los medios sociales y culturales de la población.
Tenía un formato de 32 x 44 cm. a tres columnas y se vendía a una peseta la suscripción trimestral, y a cuatro la anual. Las secciones habituales, además de los artículos de opinión, eran: Ecos linenses, notas internacionales, noticias varias, bibliografía y cartas y notas. Y en cuanto a las imprentas que se encargaron de sacarlo a la calle: A. Roca, de Algeciras, y las de la calle del Teatro y el Porvenir, en La Línea.

Estas instituciones, los centros de estudios sociales, se merecen por sí solos un estudio más pormenorizado, y en este momento, un inciso. No sólo daban cobijo en sus sedes a las distintas sociedades obreras de la localidad y a sus grupos anarquistas. Eran, en realidad, el epicentro alternativo de la vida cultural, dedicándoles un especial y esmerado cuidado a la educación y a la instrucción bajo el enfoque pedagógico de la Escuela Moderna de Francisco Ferrer Guardia. Abrieron escuelas laicas, impartieron clases nocturnas, crearon bibliotecas, organizaron veladas teatrales y coloquios; en definitiva, se sirvieron del apoyo mutuo y de la acción directa para mejorar las vidas de los desposeídos. Desconocemos por ahora su período de vigencia, pero sabemos que tendría continuidad en 1912 con la Asociación de Instrucción y Recreo y la agrupación Hacia la Cultura, en 1916.
Por otra noticia del 31 de octubre de 1901 de este mismo periódico conocemos la intención de crear otro Centro de estudios Sociales en Jimena de la Frontera, lo cual nos llena de orgullo y alegría, pues estamos hablando de lo que sería el antecedente más parecido y lejano en el tiempo a lo que es hoy día la Casa de la Memoria. También sabemos, por un número posterior, que dicho centro se enfrentó al parecer con muchas dificultades burocráticas a la hora de realizar su registro; lo que, curiosamente, también nos ha sucedido a nosotros cuando a principios del 2020 emprendimos la ardua tarea de registrar nuestra asociación cultural en tiempos de pandemia.

Volviendo con nuestro periódico libertario, habría que destacar la figura de su fundador, el periodista y escritor vallisoletano Ernesto Álvarez, que al parecer recaló en La Línea en 1890 para dirigir una escuela laica. Debió ser una figura muy conocida en los ambientes libertarios, pues a su muerte, Anselmo Lorenzo, quizá la figura más destacada del anarquismo hispánico en esa época, le dedica una nota necrológica. Y también muy querido en la población linense, ya que a su entierro asistieron más de seis mil personas.

Bajo su dirección se publicó en La Protesta uno de los escritos más influyentes de Kropotkin, La moral anarquista, publicado a dos columnas en las páginas centrales desde el nº 98, del 5 de septiembre de 1901.

En ese mismo número apareció también un artículo del anarquista ruso: “Autoritarismos“. Y más adelante, en el nº 105 del 21 de octubre, otro titulado “El opio histórico“.
Una muestra más de la influencia de Kropotkin en estas tierras y de la solidaridad de sus gentes es el siguiente recorte de prensa extraído de un Tierra y Libertad de agosto de 1913, cuando para paliar las dificultades económicas por las que atravesaba nuestro homenajeado y su familia, se abrió una lista de suscripción para recaudar donativos. A ella contribuyeron los linenses abajo presentes:

Incluimos a continuación el listado de títulos que posee la biblioteca de Kropotkin como autor. Y no perdemos la oportunidad de dedicarle este artículo al compañero José María Ayala, recientemente fallecido, refundador de la CNT en La Línea, heredero directo de todas estas personas que lucharon por un mundo más justo e igualitario.

La gran revolución (1789-1793) / Pedro kropotkine; versión española de Anselmo Lorenzo.– 1ª ed. — Barcelona : Publicaciones de la Escuela Moderna, 1909. (Donado por Raúl González Gallero)

A los jovenes / Pedro Kropotkin. — Toulouse; Paris : Espoir; Le Combat Syndicaliste, 1969. (Donado por José Netto)

El apoyo mutuo : un factor de la evolución / Pedro Kropotkin. — Algorta (Vizcaya) : Zero, 1970.

Memorias de un revolucionario / P. Kropotkin. — Bilbao : Zero, 1973.

La conquista del pan / P. Kropotkin.– 1ª ed. — Madrid ; Gijón : Júcar, 1977. (Donado por Raúl González Gallero)

Campos, fábricas y talleres / Kropotkin. — Madrid : Júcar, 1978. (Donado por Raúl González Gallero)

La moral anarquista / Piotr Kropotkin ; prólogo de Carlos Díaz ; [traducción: Etica (Nicolás Tasin). Moral (R. Blanca y A. Cruz)].– 1a ed. — Madrid : Júcar, 1978. (Donado por Raúl González Gallero)

El Estado : su papel histórico / Pedro Kropotkin. — Villaverde Alto, Madrid : Fundación de Estudios Libertarios “Anselmo Lorenzo”, 1995. (Donado por Juan Manuel Pizarro Sánchez)

Las prisiones / Pierre Kropotkine; presentación de Miguel Morey.– 2ª ed. — Sevilla : Grupo Malatesta de la Federación Anarquista Ibérica,1998. (Donado por Juan Manuel Pizarro Sánchez)

Palabras de un rebelde / Piotr Kropotkin. — Barcelona : Edhasa, 2001. (Donado por Raúl González Gallero)

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