Al final de este artículo se inserta la transcripción de un folio mecanografiado en formato télex que se ha localizado entre la documentación de Jesús Ynfante en el Archivo de la Casa de la Memoria La Sauceda de Jimena de la Frontera. Ynfante acude a la presentación del libro Cisne. Yo fui espía de Franco, de Luis Manuel González-Mata Lledó, editado por Argos Vergara, que, en esos momentos dirigía Mario Lacruz, destacado escritor perteneciente a la Generación de los 50 y que también había desarrollado una brillante labor como editor, ya desde sus tiempos en Plaza y Janés y que continuaría después de Argos en Seix Barral.

El escritor autodenominado “Cisne” se defiende de las acusaciones del comisario Roberto Conesa, un individuo que se vinculó desde muy joven a la Brigada Político-Social, desde la que materializó actuaciones como la captura de las conocidas como “Trece Rosas”, que durante la Segunda Guerra Mundial colaboró con la Gestapo nazi y que estuvo algún tiempo infiltrado en el Partido Comunista de España, por ejemplificar algunas de sus operaciones. Esto y mucho más, antes de convertirse en un verdadero especialista en represión policial, torturas y en brutales métodos de interrogatorios, entre otros deméritos, lo que lo convirtieron en un ser terrorífico, ayudado por el no menos temido Billy el Niño, implicados ambos en algunos casos de asesinatos de dirigentes antifranquistas encarcelados que, desde luego, siempre fueron negados por el Régimen. En los momentos en los que se sitúa la presentación del libro que comentamos, Conesa había accedido al cargo de Jefe Superior de la Policía en Valencia, nombrado por Manuel Fraga. Algo más tarde de los hechos que aquí se recogen, el también ministro Rodolfo Martín Villa, le otorgó la Medalla de Oro al Mérito Policial por sus servicios y por la colaboración prestada en el rescate de Antonio María de Oriol y Emilio Villaescusa, secuestrados por los GRAPO.

Roberto Conesa
Roberto Conesa

Lo que, al parecer se puede constatar, según lo que nos dice Ynfante -que entrecomilla palabras del protagonista-, es que entre ambos personajes, González-Mata y Conesa, a pesar de coincidir en su importante vinculación con las autoridades y los servicios policiales franquistas, no compartían afectos ni camaradería.

Julián Grimau
Julián Grimau

Tanto es así, que González-Mata dice que se enteró de las torturas cuando, con sus propios ojos, vio a Julián Grimau en las dependencias policiales. El caso Grimau significó un auténtico revés internacional para Franco, ya que la pena de muerte a la que fue condenado el dirigente comunista obtuvo el rechazo de gobiernos y ciudadanía a nivel mundial, así como de toda la oposición nacional. Fue en 1963, tras un juicio sumarísimo sin garantías y acusado de hipotéticos delitos cometidos durante la ya pasada guerra de España y su ejecución -una auténtica chapuza- significó un retroceso en el supuesto aperturismo que España estaba iniciando.

Antonio Cubillo
Antonio Cubillo

Y por si todos estos personajes fuesen insuficientes en la muy embrollada vida de González-Mata, también tiene palabras y comentarios sobre alguien al que denomina como colaborador, Antonio Cubillo, otra personalidad controvertida de los últimos momentos de la España del franquismo. Después de estudiar Derecho, Cubillo comenzó sus actuaciones como activista de un movimiento de liberación de las Islas Canarias, denominado Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario –MPAIAC-. El grupo había adoptado una línea terrorista para hacer oír sus reivindicaciones, y apenas 10 días después de la presentación del libro que nos ocupa, se produjo el episodio de la bomba en el aeropuerto de Gando -concretamente el 27 de marzo de 1977- en Gran Canaria. Estos hechos no ocasionaron víctimas mortales, pero sí que obligaron a derivar la circulación aérea hacia el aeropuerto de los Rodeos. En éste, debido a unas malas condiciones meteorológicas y a un fallo humano, se produjo un terrible accidente en el que fallecieron 583 personas. Al final, la congestión en el tráfico que significó el desvío de los vuelos, también se adujo como causa de la catástrofe significando, en la práctica, que una parte de la culpabilidad en la tragedia se le atribuyera al MPAIAC. Perseguido por la policía, Cubillo se exilió, recalando en Argel, donde fue víctima de un intento de asesinato por miembros de los servicios policiales españoles en 1978, hecho en el que, según parece, González-Mata, a pesar de estar retirado, tuvo participación.

Pero, ¿quién era este González-Mata? Médico de formación, fue reclutado por los servicios secretos españoles y actuaba bajo el nombre en clave de “Cisne”. Entre sus trabajos podemos contar con su presencia en Marruecos, donde se le vincula con el denominado asunto Ben Barka, que consistió en el secuestro y asesinato del dirigente opositor marroquí, en 1965, perpetrado, al parecer, por los servicios secretos marroquíes, en connivencia con los franceses. A continuación se trasladó a Argelia, país en el que estuvo en la cárcel. Con anterioridad, su perfil de espía vinculado al fascismo le había llevado también a formar parte del servicio de seguridad del dictador y genocida Rafael Leónidas Trujillo, en la República Dominicana; más tarde, a participar como infiltrado del servicio de espionaje español en el mayo francés de 1968; así como a ser agente doble con la CIA. En 1972, según sus propias palabras, desengañado de estas actividades, se retiró, pasando a trabajar por su cuenta, haciendo trabajos puntuales y dedicándose a escribir libros. El primero, este del que habla Ynfante, una especie de autobiografía. Otras obras suyas fueron Terrorismo Internacional, publicado en 1978, Las muertes del Che Guevara, de 1980, y un libro en francés, Les vrais maîtres du monde.

Luis Manuel González Mata
Luis Manuel González Mata

Este libro, además del caso Ben Barka, también recoge otros varios asesinatos, el trasfondo de la independencia de Marruecos, la guerra de Argelia, desvela el papel de espías como Guillaume, colaborador íntimo de Willy Brandt, hace un repaso de las actuaciones de la CIA y los Estados Unidos en Latinoamérica y reproduce diferentes episodios de espionaje relacionados con España.
Extraemos un fragmento del mismo en el que denuncia contactos e intercambio de información y favores en una extraña colaboración entre España y nada menos que la URSS:

La Rusia soviética, cuna del socialismo y del comunismo internacional, defensora de la libertad de los pueblos y de los que luchan por conquistarla, pactó con Franco -tantas veces tachado de símbolo del fascismo después de Hitler y Mussolini- y envió, para ayudarle, barcos cargados de carbón cuando los mineros españoles se habían declarado en huelga en nombre de esa lucha por la libertad que Moscú celebra y defiende en todo el mundo. Los servicios secretos soviéticos transmitieron a sus equivalentes de Madrid una lista de trescientos militantes y responsables comunistas -la mayor parte de los cuales terminaron en la cárcel- a cambio de informes sobre las bases USA en España.

Noticias sorprendentes que sólo conocemos a través de sus palabras, pero que dibujan un panorama de espionaje internacional en el que él, según se ve, se movía con soltura, hasta que decidió ir por libre y abandonar su vínculo con los diferentes servicios secretos a los que sirvió y dar a conocer esos supuestos entresijos en los que fue protagonista a través de sus obras.
En algunas frases de las que Ynfante recoge en su texto, podemos comprobar que González-Mata se muestra arrogante y hasta sobrado, haciendo gala de que está en París sin documentación, pero que no le hace falta, ya que se ha puesto en contacto directamente con el Presidente de la República. Es decir, nos muestra a un ser que considera estar por encima de la población en general, incluso por encima de la ley y que, lejos de exponerlo como algo deplorable, lo manifiesta como un rasgo de su valor y su valía. En su libro se nos presenta como un agente a caballo entre la aventura y la fidelidad a unos principios que tampoco parecen claros, ya que actúa por motivaciones no siempre leales a una causa. Unos hechos de difícil aclaración, ya que para saber cuánto hay de secretos desvelados y cuánto de fantasía, sólo tenemos sus palabras.
Desconocemos si el artículo de Ynfante fue publicado en España. Recordemos que a principios de 1977, aunque Franco ya había fallecido, el país estaba todavía en manos de la administración franquista. Sin embargo, por otro lado, también había un clima que demandaba libertad de prensa y el acceso a la información. Y todo lo que González-Mata se traía entre manos resultaba tremendamente sugerente para la opinión pública española. Y así lo refleja Jesús Ynfante en su reducido, pero intenso, texto. En algo menos de un folio no caben más personajes oscuros, tristes, dramáticos y desafortunados. Un auténtico batiburrillo de torturadores, políticos sin escrúpulos, blanqueadores de la muerte, sumisos a todos los regímenes, asesinos de vocación, fantasmas de proyección internacional, espías sin bandera, dictadores de medallas en pecho, agencias de seguridad moviendo hilos de marionetas…, entre los que apenas despuntan un par de luchadores ilusos y libreros de buena fe. Cada uno de ellos es merecedor de una tesis propia. Y, si bien ya había fallecido el dictador cuando ocurrieron los hechos, y éstos se ofrecieron a la luz pública desde París, nos retrotraen al más puro y rancio aroma del franquismo, a un tiempo pasado y superado, con permiso de los actuales cisnes, pongamos por caso a Villarejo.

Transcripción del documento
5 de París 15/3/77 21’3
Para Diario Nacional

Para publicar si lo creéis conveniente esta nota sobre la conferencia de prensa de González Mata en París, aunque el único objetivo era el de lanzar su libro, con sus declaraciones no añadió hechos nuevos que desmientan nada de lo ya dicho. En una habitación del hotel Lutecia en París, y en presencia de su editor Mario Lacruz, se realizó la rueda de prensa.

Ahí va:
París, 16 marzo el que se autodenomina “yo fui espía de Franco” Luis M. González Mata, convocó ayer a la prensa española en París con motivo del lanzamiento de su libro Cisne (por las Ediciones Argos-Vergara) y para “desmentir –según dijo- las afirmaciones que la prensa española ha hecho sobre mi persona”. Refiriéndose a las acusaciones del inspector Conesa que “González Mata no es más que un chorizo, que se fue sin pagar de un hotel, dejando una camisa sucia”, declaró: “Eso no es un argumento serio, para demostrar que soy un embustero, pregúntele a Conesa ¿porque él dice que me dio dinero? Y además, cuando él dice que yo he traicionado a todo el mundo, díganle, ¿por qué? Pues tan sólo se traiciona a los amigos”.
González Mata afirma que desde 1972 trabaja en París como periodista sin carnet, aunque no tiene ninguna documentación, pero no considera ilegal su situación, porque dice haber escrito al Presidente Giscard D’Estaing, “y éste me ha respondido personalmente que mi caso se está gestionando”.
González Mata no tiene intención de ir a España, pues la situación no le parece con suficientes garantías. En Francia no pedirá asilo político, “yo no soy un político”, dijo. Sin embargo, todo el objetivo de su libro es una denuncia de los servicios secretos de todos los países, incluidas la CIA y la KGB soviética.
“Yo he creído defender otra cosa cuando he trabajado para Franco”, asegura al explicar que se ha sentido defraudado por los que él creía sus “amigos”. “Yo me enteré que se torturaba en España cuando lo vi a Grimau con mis propios ojos”, manifestó. “A Fraga Iribarne le conocí en la Dirección General de Seguridad, en el despacho de mi jefe, el señor Blanco”, añadió.
En cuanto a las declaraciones de Cubillo (el dirigente del movimiento de liberación de las Islas Canarias, MPAIAC), publicadas también por Cambio 16, Mata reafirmó: “Cubillo ha trabajado para nosotros”, sin aportar pruebas a su afirmación, ya hecha en “Cisne”.
“He escrito también una carta al rey Juan Carlos, que ha jugado un gran papel en la desarticulación de la extrema derecha en España”, concluyó. Sin acertar a definir cuál es el objetivo que le mueve, ¿es aún un espía? ¿Para quién trabaja? González Mata se limita a afirmar “trabajo para mí mismo, no lo hago ni por motivos políticos ni morales”.
Fin.

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