José Sánchez Rosa
José Sánchez Rosa

A propósito de la publicación de una base de datos con 564.269 registros de maestros/as depurados/as por el franquismo, difundida por ihr.world, aludimos en este artículo a una selección de libros de la Biblioteca Javier Núñez Yáñez de la Casa de la Memoria La Sauceda donde aparecen datos relativos a la represalia de la que fueron víctimas muchos de quienes se habían dedicado a la enseñanza durante la Segunda República. La mencionada base de datos se refiere a “los expedientes de depuración abiertos a profesionales de la Educación que fueron apartados de su cargo de manera fulminante tras la victoria de las fuerzas sublevadas, a medida que fueron avanzando posiciones durante la Guerra Civil después del golpe de estado y especialmente en la posguerra”. Con este conjunto de datos, se llega a 1.284.597 registros buscables por nombre y apellido. Esta base de datos es un trabajo que elaboró durante años el Archivo Central de Educación (ACME). Actualmente los expedientes están en el Archivo General de la Administración (AGA) de Alcalá de Henares, adonde fueron transferidos.
Entre los libros que engrosan las estanterías de la Biblioteca de la Casa de la Memoria, en los que quien firma este artículo ha tenido participación como autor, coautor o editor y donde se hace mención a los maestros represaliados, destaca el libro La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936), de José Luis Gutiérrez Molina. Sánchez Rosa, nacido en Grazalema en 1864 y asesinado en Sevilla en 1936, fue un divulgador del ideal anarquista y un prolí­fico escritor. Entre sus obras destacan tratados cientí­ficos y diálogos literarios dirigidos a los obreros. Su biógrafo, José Luis Gutiérrez Molina, es especialista en historia de los movimientos sociales gaditanos. José Sánchez Rosa, pedagogo identificado con el ideal anarquista, emprendió desde la Sierra de Cádiz una tarea de difusión cultural y lucha social sobre la que basó su contribución al pensamiento alternativo de finales del siglo XIX y primer tercio del XX. Ejerció de maestro y actuó de propagandista, en mítines y periódicos. Fue un prolí­fico escritor, y de su pluma nacieron los libros de divulgación cientí­fica dirigidos a los sectores sociales más desfavorecidos.
En el libro colectivo Rescatar la memoria, coordinado por Luis García Bravo y que recoge las actas del I Encuentro de Investigadores sobre la Memoria Histórica, celebrado en Castellar de la Frontera en 2004, se incluyen dos artículos que abordan esta temática de los maestros represaliados por el franquismo:  “El ejemplo de una trayectoria vital. Antonio Gómez Frí­as, el marroquinero ubriqueño que enseñaba a leer a sus vecinos (1899-1936)”, de Antonio Morales Bení­tez; y “La escuela laica de un masón campogibraltareño. El singular aliento educativo del maestro Candel”, de Jesús Castro Garcí­a.
El asesinato del maestro José Sepúlveda Padilla se recoge en un capítulo del libro La historia recobrada. República, sublevación y represión en Olvera, de Fernando Sígler, Jesús Román y Juan Antonio del Río. Este capítulo se basa, además de en la consulta de documentación de archivo, en aportaciones documentales del historiador José María García Márquez. El maestro Sepúlveda había formado parte del comité republicano-socialista que se hizo con el gobierno local tras la proclamación de la Segunda República, si bien renunció a ocupar una concejalía. Más tarde, se integró en el consejo provincial de Izquierda Republicana.
El historiador Fernando Romero Romero también dedica un capítulo a la depuración del magisterio en su libro Alcalá del Valle. República, Guerra Civil y represión 1931-1946. En el mismo expone la arbitrariedad con la que actuaron las nuevas autoridades franquistas a la hora de imponer sanciones a los docentes. En una primera depuración, se pretendió expulsar a todos los maestros que no se habían identificado plenamente con los golpistas, pero pronto los nuevos gobernantes “vieron que así se quedarían sin profesores”.
Otra tragedia derivada de la represión contra los docentes republicanos se recoge en el libro Su silencio es nuestra voz. De la esperanza republicana a la sublevación militar y la represión en Espera, el pueblo de la reforma agraria. Uno de los capítulos está dedicado al maestro Genaro Peralta Molero, considerado todo un símbolo del republicanismo local. “Precisamente por haber encarnado lo que representó aquel periodo fue blanco de la violencia de quienes se opusieron a aquel por la fuerza de las armas”, expresa el autor.
Un caso distinto sobre un personaje del mismo gremio es el de Melchor Fernández de la Corte, recogido en el libro Zahara de la Sierra. Caciquismo, República y Guerra Civil, de Fernando Romero Romero y Manuel Villalba Palma. Se trataba del único maestro nacional que había en esa villa y fue propuesto por la Guardia Civil para formar parte del gobierno local. Pese a mostrarse reticente en un primer momento, finalmente ocupó la alcaldía de la comisión gestora en 1940.
Otro libro en el que se aborda la tragedia de maestros represaliados es El largo trauma de un pueblo andaluz. República, represión, guerra y posguerra, del investigador norteamericano Richard Barker. En esta obra se aborda la trayectoria y represión de la que fueron víctimas los maestros nacionales Pedro Donaire Leal y Joaquín León Trejo, de Castilleja del Campo (Sevilla). En el prólogo, Francisco Espinosa subraya: “Estamos ante una laboriosa investigación de carácter histórico, muy en la estela de Fraser, en la que las fuentes orales ocupan un lugar primordial pero no único. Pero hay una diferencia importante: la obra de Barker fue escrita en español y para un público español. Y algo más. En esta ocasión, las transcripciones de las diversas declaraciones captan y reproducen el habla real”.
“El libro presenta los eventos desde múltiples puntos de vista y analiza las interrelaciones entre una amplia galerí­a de personajes: alcaldes y concejales republicanos o franquistas; sindicalistas; falangistas; el maestro nacional; el párroco; viudas y huérfanos de fusilados; administradores y encargados de las fincas de los nobles; mujeres purgadas, rapadas y paseadas por las calles; combatientes; jornaleros; guardias civiles; estraperlistas; presos y un largo etcétera. Ubicando los personajes y eventos en su contexto provincial, regional y nacional, el autor convierte el pueblo en un microcosmos que refleja las situaciones por las que atravesaba buena parte de España durante esos traumáticos años”.

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