En la tarde del lunes 10 de noviembre de 2025, el edificio del antiguo pósito de San Roque acogía un lleno casi completo, porque un buen número de personas quería tener en sus manos el libro Soldado y desafecto. Memorias de Gabriel Enríquez Enríquez (1917-1987), volumen escrito e ilustrado por un vecino de la localidad. La colaboración entre dos instituciones, el Ayuntamiento sanroqueño y la Casa de la Memoria La Sauceda, y el trabajo conjunto de un equipo integrado por Malgara García Díaz, Elena Trujillo Petisme, Antonio Morales Benítez, Fernando Sígler Silvera  y Juan Carrasco Soto, junto a técnicos municipales como César Aldana, Alicia Ramos y Dioni Castilla, han permitido que vean la luz unas páginas llenas de la información precisa que ofrece el testimonio directo de su autor, atravesadas por la humanidad de un joven Gabriel, que a los 18 años se inició en el, a veces, difícil ejercicio de la defensa de los derechos y las libertades.
Tras dar la bienvenida a la concurrencia, Ana Ruiz Domínguez, teniente de alcalde de Cultura y Memoria, y responsable de la publicación, expresó el compromiso que mueve a la Corporación contra el olvido y que se manifiesta en diversas actuaciones como las excavaciones de las fosas que dejó la guerra, la conmemoración de fechas para el recuerdo y la dignificación de las víctimas o, a través de la difusión de libros como este, para devolver a la población retazos de la historia que jamás debe desconocer.

La concejala delegada de Cultura, Ana Ruiz Domínguez, durante su intervención, entre Malgara García y Lola Alto.
La concejala delegada de Cultura, Ana Ruiz Domínguez, durante su intervención, entre Malgara García y Lola Alto.

A continuación, Malgara García Díaz, historiadora adscrita a la Asociación Casa de la Memoria y a quien se debe la edición histórica, contextualizó los acontecimientos en los que Gabriel fue partícipe y que le llevaron a diferentes hechos de armas como soldado leal al gobierno de la Segunda República, así como todo el periplo posterior como refugiado en Francia en los campos donde se hacinaban en inhumanas condiciones y, finalmente, en España, su inclusión en el sistema de prisioneros esclavos, realizando trabajos forzados a las órdenes del nuevo régimen. Precisamente fueron estos batallones instalados en el entorno del Estrecho de Gibraltar los que vincularon a Gabriel con nuestra zona, donde, después de pasar por un destino aún peor, si cabe, en el Protectorado español de Marruecos, se instaló para incorporarse a la vida común de la dictadura y formar un hogar.

Malgara García Díaz, durante su intervención.
Malgara García Díaz, durante su intervención.

 

Legado
Siguieron unas emotivas palabras de su nieta, Lola Alto Enríquez. Ella, además de colaborar en diferentes cuestiones como el diseño o la transcripción, ha sido quien ha conservado los escritos, los dibujos, las cintas de casete y todos los recuerdos que su abuelo dejó ya al final de su vida, determinado a que no cayeran en el olvido sus vivencias personales, pero también las colectivas que transformaron el incipiente periodo de apertura y oportunidad que se abrió tras la proclamación de la Segunda República, en el largo túnel de violencia, represión y humillación, iniciado tras el golpe del 18 de julio de 1936.
Su familia, hijas, hijos y nietas de Gabriel, vivieron un emocionante momento en el que el reconocimiento a la lucha, a la lealtad, a la entereza que el soldado “desafecto al régimen”, como él mismo se define, se convierten en ejemplares y dan sentido al quehacer de las sociedades en la búsqueda de la Verdad, la Justicia y la Reparación.
El acto finalizó con la interpretación de la canción “Somos los tristes refugiados”, a cargo de Domingo Mariscal, que quiso unirse a la evocación de las voces de aquellas cerca de medio millón de personas que abandonaron España en febrero de 1939 a través de los Pirineos, en lo que conocemos como la Retirada. La letra de esta canción, como otras más y poemas, también estaban entre los papeles de Gabriel, como pruebas irrefutables de un pueblo al que rinden por las armas, pero no por el derecho, no por el valor, no por la razón.

 

Lola Alto Enríquez, durante su intervención.
Lola Alto Enríquez, durante su intervención.

 

Público asistente.
Público asistente.

 

Interpretación de la canción “Somos los tristes refugiados”, a cargo de Domingo Mariscal.
Interpretación de la canción “Somos los tristes refugiados”, a cargo de Domingo Mariscal.

 

La concejala de Cultura, familiares de Gabriel Enríquez y colaboradores de la edición del libro.
La concejala de Cultura, familiares de Gabriel Enríquez y colaboradores de la edición del libro.

 

 

Compártelo