Pocos, muy pocos algecireños de este siglo XXI desideologizado conocerán la figura y trayectoria vital de su convecino Aurelio Delgado López, fusilado por los golpistas tal día como hoy hace ochenta y cinco años, y es lógico que así sea a causa de varios factores. En primer lugar, porque nació en el último tercio del siglo XIX, un siglo que nos parece ya lejanísimo por mediar entre ambos el siglo XX, centuria en la que se han condensado tantos hechos históricos decisivos para la humanidad, que prácticamente nos impide mirarnos en el espejo generacional para vernos reflejados en las vidas que tuvieron nuestros bisabuelos y generaciones precedentes.

En segundo lugar, porque todos nosotros, en mayor o menor medida, somos herederos y víctimas de la desmemoria impuesta por el franquismo y posteriormente por la llamada transición hacia la democracia. Somos herederos de la desmemoria porque el ámbito familiar, en vez de cumplir con su función natural de espacio de transmisión de los recuerdos, en esas décadas oscuras de represión y silencio sirvió para todo lo contrario, para tapar, para ocultar, para encarcelar todo lo ocurrido durante la guerra y después de ésta. El dolor al reavivar esas vivencias, o el mismo miedo a posicionarse de nuevo políticamente, ocasionaron que ese engranaje de recuerdos llegara hasta nosotros con muchos de sus eslabones perdidos, o en el mejor de los casos, deslavazados y oxidados. Y somos víctimas de la desmemoria, ya en un plano general o colectivo, por la inoperancia del Estado al no implantar en los planes de estudio los contenidos y el rigor histórico necesarios para un correcto aprendizaje de esta parte tan compleja de nuestra historia.

Y en tercer y último lugar, es comprensible que apenas ya nadie sepa quién fue Aurelio Delgado López porque la ideología que marcó su vida es en la actualidad quizá de las más desconocidas del espectro político: el anarquismo.

Alegoría anarquista publicada en Solidaridad Obrera (1910)

Analizar los múltiples factores que han provocado este desconocimiento está también muy relacionado con lo expuesto acerca de la desmemoria, a lo que habría que sumar el uso tergiversado y erróneo que se hace del término en cuestión, otorgándole una significación contraria a la original al hacerla sinónimo de caos y desorden, puesto que si nos atenemos simplemente a la semántica, la palabra “anarquía” significa, nada más y nada menos, que una sociedad sin poder, sin gobierno.

Y he aquí donde radica el verdadero epicentro del asunto, lo cual requiere una breve explicación. Los anarquistas consideraban, mejor dicho, consideran, que una sociedad sin un gobierno centralizado, sin estructuras estatales se adecua mejor a la verdadera naturaleza del ser humano y a sus interrelaciones con la colectividad, donde la vigente administración de las personas que ejerce el Estado ha de ser cambiada por la administración de las cosas; persiguiendo el objetivo final de la igualdad económica, lo cual lleva implícito la consecución de la libertad. Los anarquistas, en suma, se declaran antipolíticos, anticapitalistas, enemigos de la propiedad privada y se postulan en contra del parlamentarismo y de la delegación de funciones en otras personas en cualquier ámbito socioeconómico. En contrapartida, para alcanzar esa sociedad sin Estado e igualitaria o al menos acercarse a ella, pues la anarquía no es en sí misma una meta u objetivo inalterable si no un continuo perfeccionamiento de la vida en común, los anarquistas proponen sus propios métodos: federalismo basado en asociaciones libres; internacionalismo en vez de nacionalismo; que el municipio libre o el sindicato, funcionando con cargos o administradores elegibles entre todos, revocables y transitorios, sean las garantes de que se produzca lo estrictamente necesario para el autoabastecimiento y que este se haga con equidad atendiendo a las necesidades y capacidades de las personas; y que una vez suprimidas las clases sociales, la especulación y todas las injusticias que conlleva el capitalismo, los seres humanos dispongan del tiempo libre suficiente para desarrollar sus facetas personales en cualquier ambiente.

Ilustración en Tierra y Libertad (1907)

Este es el ideal que perseguía Aurelio Delgado López y otros tantos cientos de campogibraltareños en esas seis o siete décadas que engarzan el último tercio del siglo XIX con el primero del XX. Soy consciente de que a una gran mayoría al leer el párrafo anterior sin duda se le dibujará una sonrisa compasiva por lo utópico y casi ingenuo que le pudieran parecer los planteamientos anarquistas. Sin embargo, quiero creer que Aurelio y sus contemporáneos afines, haciendo uso de la mayéutica socrática, nos trasladarían a través del tiempo las siguientes cuestiones: ¿No creéis que vivís condiciones similares de explotación laboral que las que nosotros tratamos de subvertir en nuestra época? ¿Pensáis que la riqueza social, fruto del esfuerzo y trabajo colectivo, está repartida equitativamente? ¿Realmente os consideráis personas libres? Sean cuales sean las contestaciones u objeciones que cada uno de nosotros planteara, lo cierto es que el capitalismo, que basa su filosofía en un crecimiento continuo de los beneficios aunque agote y esquilme los recursos naturales que lo hacen posible, tiene los días contados. No sabemos cuándo ocurrirá esto o qué vendrá después, pero seguro que el anarquismo, llamémosle colectivismo, comunismo o socialismo libertario, tendrá una nueva oportunidad para volver a plantear sus alternativas sociales y económicas.

La historia social de España no puede explicarse con rigor y equidad sin atender a las páginas escritas por el anarquismo. Tampoco, en coherencia, las que atañen a Andalucía, que junto a Cataluña, fueron las dos regiones que más militantes aportaron al movimiento libertario. En nuestra comunidad arraigó con fuerza prácticamente ya desde sus mismos inicios, constatándose presencia andaluza en los dos primeros congresos de la sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT); el constitutivo celebrado en Barcelona en 1870, y el segundo de Zaragoza de 1872. Una década más tarde, en 1881, se creó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), a la que acudieron cuarenta secciones de la provincia de Cádiz, entre ellas Algeciras, Jimena de la Frontera, La Línea, San Roque y Tarifa¹. Todas estas organizaciones anarcosindicalistas, más otras que tuvieron escaso recorrido, culminaron en 1910 con la aparición de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el mayor movimiento social que jamás ha existido en nuestro país en esa primera mitad del siglo XX, y donde, como se detallará más adelante, participaron también algunas localidades campogibraltareñas.

La paloma de la paz capitalista. Ilustración de Tierra y Libertad (1932)

Esta enumeración de organizaciones rompe con el mito, muchas veces alentado por la misma historiografía contemporánea, de que el anarquismo andaluz hunde sus raíces en un supuesto carácter milenarista propio, en el que el individualismo y el insurreccionalismo atávico serían los principales modos de actuación. Por el contrario, el anarquismo andaluz optó siempre en general por la variante organizativa y por lo colectivo para combatir las desigualdades e injusticias. Del mismo modo, habría que añadir además y como ha demostrado el historiador José Luis Gutiérrez Molina, que el anarcosindicalismo andaluz no ha sido en esencia un movimiento restringido al mundo rural. Capitales como Sevilla, Huelva, Cádiz o Málaga, con incipientes y medianas industrias también fueron focos decisivos donde la Idea revolucionaria cuajó en similar proporción.

El mismo Campo de Gibraltar nos sirve como ejemplo de esta dualidad campo-ciudad. Sindicatos y grupos anarquistas se desarrollaron tanto en municipios eminentemente agrarios y latifundistas como Castellar, Jimena o San Roque, como en municipios como Algeciras o La Línea, donde si bien la industria no era un sector predominante, destacaban las factorías corcheras, las labores derivadas de los puertos, o el mismo Peñón de Gibraltar, que al fin y al cabo funcionaba como una gran fábrica para muchos campogibraltareños.

Hecha esta breve pero creo que necesaria introducción, pasemos ya al propósito de este artículo: la contribución de Aurelio Delgado López al anarquismo organizado de Algeciras. Esta sucinta, y a la fuerza, parcial biografía es fruto de una investigación más amplia en la que la Casa de la Memoria La Sauceda aspira a dar a conocer de una forma cercana y divulgativa la historia del movimiento libertario en el Campo de Gibraltar. Las tareas de documentación iniciadas medio año atrás están dando un resultado más óptimo del que hubiéramos esperado en un principio, pero somos conscientes de que todavía queda mucho trabajo por hacer, y más teniendo en cuenta de que estamos ante una investigación prácticamente inédita por su carácter monográfico y el ámbito geográfico tratado. Del mismo modo, somos conscientes de que a medida que avance este estudio surgirán, o eso al menos esperamos, nuevos datos que hagan más visible el retrato cronológico de Aurelio.

Sabemos la fecha aproximada de su nacimiento, triste y paradójicamente, por la edad y fecha en la que fue ejecutado un mes después del golpe militar contra la Segunda República. Esto ha sido posible gracias al estudio realizado en 2012 por el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar sobre la represión fascista en Algeciras, del que se obtuvo un listado inicial y no definitivo de 178 personas asesinadas en esta localidad o en otras de la provincia o del resto de Andalucía. Los datos que se ofrecen en este registro son: Apellidos y nombre, edad, naturaleza (lugar de origen), domicilio, profesión, fecha y lugar de fusilamiento. De Aurelio, salvo la profesión, constan todos: la edad, 68 años; naturaleza, Chiclana; fecha, 17 de agosto de 1936, y lugar de fusilamiento, Algeciras. Esa noche o madrugada del 17 de agosto de 1936, seguramente contra las tapias del cementerio, fueron asesinadas además de Aurelio las siguientes personas:


El dato de su profesión lo podemos completar gracias al libro de Beatriz Díaz Martínez Un rosal de flores chiquititas: represión y supervivencia en Los Barrios (Cádiz), por el cual sabemos también que Aurelio tuvo al menos una hija, de nombre Acracia, que fue compañera de Benito Muñoz Medina, alcalde de Los Barrios en el primer año de la República. Ambos tuvieron que escapar de Los Barrios en dirección a Jimena. Benito sería encarcelado al acabar la guerra y no obtendría la libertad vigilada hasta 1949. Acracia, además de las penalidades que tuvo que soportar como madre de 5 hijos, se vio obligada a cambiar su bello nombre por el de Engracia.
Esta es la reseña que hace Beatriz Díaz sobre Aurelio Delgado:

Aurelio el panadero o Aurelio Delgado López, padre de Acracia, repartía pan con su burro por las calles de Algeciras. En una entrevista sobre la memoria de los represaliados, su nieto Benito Muñoz lo describe como un empedernido lector y anarquista convencido, y afirma que durante la década de los años veinte ocupó puestos de responsabilidad en el sindicato CNT.
Aurelio fue asesinado en Algeciras el 17 de agosto de 1936, el mismo día que Cayo Salvadores, el maestro particular de Pepa, y que otras siete personas. Él tenía entonces 69 años².

Esta triste inclusión en un listado y la nota biográfica aportada por Beatriz son las dos únicas referencias que se han podido obtener de fuentes actuales. Por suerte, contamos con la prensa libertaria, verdadero salvavidas al que agarrarse cuando hay que recomponer la biografía social de una persona que no pasó de ser un militante destacado de su ciudad, y que no alcanzó la relevancia y la fama de otros, como por ejemplo, y en el caso andaluz, José Sánchez Rosa, Pedro Vallina, Progreso Alfarache o Fermín Salvochea. Tal es el caso de Aurelio Delgado López, y el de tantos otros desconocidos militantes como él. Sin la labor realizada en torno a la prensa por estos anónimos propagandistas, corresponsales, suscriptores, paqueteros, donantes, etc., verdaderas abejas obreras, nunca mejor dicho, de esa gran colmena que fue el anarquismo, difícilmente la idea revolucionaria y transformadora hubiera germinado en la sociedad tal como lo hizo.
En efecto, la prensa anarquista fue un espacio fundamental de cohesión entre los grupos e individualidades de todo el país y de divulgación del ideario común. Periódicos como Tierra y Libertad, Solidaridad Obrera y más tarde CNT fueron las tres grandes cabeceras nacionales que encauzaron la propaganda y la información, haciéndolas llegar hasta los destinos más apartados. Mención especial habría que hacer de Tierra y Libertad, que desde la última década del siglo XIX hasta la actualidad, habiendo pasado por varias etapas de represión y clausura, fue el verdadero eje del anarquismo español. Recientemente he descubierto una encomiable investigación realizada por Joan Zambrana, titulada El anarquismo organizado en los orígenes de la CNT. Tierra y Libertad (1910-1919). El autor nos ofrece, tras un vaciado de los números aparecidos en esta decisiva década, una serie de listados con las editoriales y artículos que hacen referencia a un autor o a un lugar determinados. Sin duda una investigación que recomiendo a cualquiera que esté afrontando el estudio del movimiento libertario en su localidad o región. En mi caso en particular, me ha servido y sirve para corroborar y documentar la importancia que tuvo el anarquismo en el Campo de Gibraltar.

Uno de los listados nos aporta información de las principales poblaciones españolas en relación al número de referencias que se hacen de ellas. De un total de 40, los tres primeros puestos los ocupan Barcelona con 687 referencias, Sevilla con 276 y Madrid con 238. En quinto lugar, después de Valencia, aparece La Línea de la Concepción con 196; y hacia la mitad de la lista, en la posición veinticinco, Algeciras con 106 referencias.

Cabecera de Tierra y Libertad.

La obtención de la mayor parte de datos y referencias sobre Aurelio Delgado se lo debemos también a este mítico rotativo ácrata, pero el proceso de estudio ha seguido otros cauces al realizado por Joan Zambrana. Hasta el momento, no se tiene constancia de que Aurelio haya sido autor de algún artículo, que por norma se sitúan en lugares destacados. Por esta razón, para construir el puzzle de la contribución de Aurelio se ha tenido que bucear en las secciones más humildes, periodísticamente hablando, tales como las de correspondencia administrativa, donaciones, movimiento anarquista o maremágnum. El trabajo ha sido intenso, pero pienso que ha merecido la pena, ya que ha dado pie a concluir que estamos ante una de las figuras pioneras del anarquismo organizado de Algeciras, y por extensión del campo de Gibraltar, en el inicio del pasado siglo; ante una de esas personas que con constancia y valentía forjaron los cimientos de nuestra memoria histórica local.

Las dos primeras referencias sobre Aurelio no las encontramos sin embargo en Tierra y Libertad, si no en el periódico barcelonés La Huelga General, fundado y financiado por el pedagogo anarquista Francisco Ferrer Guardia. En la sección de correspondencia de los números 2 y 3 correspondientes a los meses de noviembre y diciembre de 1901 se le remiten a Aurelio Delgado un total de 50 ejemplares para su difusión. Será el primer indicio de la principal tarea a la que se dedicará en las dos décadas siguientes. Ese año Aurelio tenía treinta y tres años, por lo cual no sería muy precipitado afirmar, dada la celeridad en suscribirse a un periódico de tan reciente publicación, que su dedicación a estos asuntos y a estas causas ya le ocupaban desde hacía tiempo.

Cabecera de La Huelga General (1901)

Cuatro años más tarde, en junio de 1905, y ya sí en Tierra y Libertad aparece Aurelio adscrito al grupo “Solidaridad” junto a los compañeros J. Marín, J. Franco, F. Guerrero, Roldán y Sotomayor. Curiosamente, la nota que informa de la creación de este grupo de afinidad, aparecerá en 1910. Desconozco los motivos de este baile de fechas, pero esta noticia demuestra la existencia previa de este grupo. El texto inserto dice así:
Nos escriben desde Algeciras el Grupo Solidaridad creyendo de suma necesidad que no muera Tierra, por ser un periódico que llena nuestras aspiraciones por completo, ha acordado asignarle tres pesetas mensuales mientras no tenga vida propia”.

Los años inaugurales de este nuevo siglo vendrán marcados por una serie de huelgas generales para reivindicar la jornada de las ocho horas y por la irrupción, procedente de Francia, del sindicalismo revolucionario auspiciado por la CGT, un nuevo modelo sindical que sin duda ejerció una gran influencia en los futuros proyectos anarcosindicalistas españoles. Por otra parte, y en ese mismo año de 1905, la guerra ruso-japonesa agitó los tradicionales principios pacifistas y antiimperialistas de los ácratas. Uno de esos mítines de protesta se celebró en la ciudad de Cádiz, al que enviaron adhesiones los centros de estudios sociales de La Línea y Algeciras.

Hasta 1910 no volvemos a tener noticias destacadas sobre Aurelio. Durante este lustro la periodicidad semanal de Tierra y Libertad fue irregular, pero se iría subsanando a partir de esa fecha. El año 1910 supuso un antes y un después en la historia del movimiento obrero de nuestro país al fundarse la CNT, y por lo que se observa, también para nuestro homenajeado, ya que será raro el mes en el que no aparezca alguna alusión hacia su persona desde esta fecha hasta 1915 aproximadamente. Las que se ofrecen a continuación son un compendio de las más destacadas.
Como se mencionó más arriba, la supuesta creación oficial del grupo “Solidaridad” ocurrió en este año, aunque ya existiera bajo esa denominación en 1905. En efecto, en el n.º 35 del 2 de noviembre de 1910 se puede leer la siguiente nota en la sección Maremágnum: “Se constituye el grupo Solidaridad con el único fin de prestar apoyo a la prensa anarquista y socialista. Dirección: Aurelio Delgado, Alamedas, 13”.

¿Apoyo a la prensa anarquista… y socialista? Es de suponer que a Aurelio y a los compañeros del grupo no les haría mucha gracia el error tipográfico o de transcripción al incluir el término “socialista” en vez de “sindicalista”, que acabaría corrigiéndose dos números más tarde. Las relaciones de las sociedades obreras de tendencia anarquista de la comarca no eran precisamente muy fluidas en esa época con las de sus convecinos y compañeros socialistas.

Nota de rectificación sobre el grupo Solidaridad.

Dicha reseña nos ofrece además otra información, el domicilio de Aurelio en la calle Alameda, la actual calle Cayetano del Toro, donde en uno de sus extremos se halla la capilla del Cristo de la Alameda. Situada en las cercanías del hoy soterrado río de la Miel, fue en esa época una de las calles más populares de Algeciras.

A la izquierda, solar que ocupaba el número 13 de la calle Alamedas, hoy Cayetano del Toro.

Los periódicos que ese año recibieron el apoyo moral y monetario de Aurelio y el grupo Solidaridad fueron: El Pueblo, Solidaridad Obrera y Aurora Social. Sin embargo, la generosidad y la solidaridad, sin duda rasgos definitorios de su personalidad, no se circunscribieron sólo a la prensa libertaria. Su nombre también aparece ligado a muchas donaciones para diferentes causas, siendo la más frecuente las suscripciones generales a favor de los presos por cuestiones sociales. Además, y como puede observarse en la sección de correspondencia administrativa, son varias las veces en las que solicita y adquiere carteles para la lucha contra el alcoholismo. Estas campañas contra el uso excesivo de la bebida fue un habitual campo de batalla social del ambiente ácrata, pues ocasionaban estragos en muchas familias. Aunque no buscaran una prohibición expresa de tal hábito, muchos anarquistas de esa época aconsejaban un uso moderado, cuando no directamente mostraban una actitud asceta frente al alcohol, el tabaco y el juego.

Otra nota de la sección de correspondencia administrativa en el número del 14 de diciembre nos ofrece otra de las señas que mejor definen a Aurelio, su afición a la lectura y a la cultura en general. De hecho, el cultivo de la instrucción y la formación personal, a los que habría que sumar la proliferación de escuelas tanto para niños como adultos en multitud de ateneos o sindicatos, fueron planteadas como una alternativa más para transformar y superar las escandalosas deficiencias de la educación oficial y religiosa.

En esa nota le responden a Aurelio “… el libro del Dr. Simarro cuesta 5 pesetas, si quieres lo pediremos al autor”. El doctor Luis Simarro Lacabra (1851-1921) fue, además de médico, psiquiatra y primer catedrático de Psicología Experimental en la universidad española, un gran intelectual muy cercano a la masonería y al Instituto Libre de Enseñanza de Francisco Ferrer Guardia. Aunque no mencione de qué libro se trata, y teniendo en cuenta que dejó muy poca obra escrita, seguramente el mensaje se refiera al libro El proceso Ferrer y la opinión europea, publicado ese mismo año de 1910, acerca de la ejecución el año anterior en Barcelona del pedagogo anarquista tras los sucesos de la Semana Trágica, por la que el gobierno lo convirtió injustamente en el principal chivo expiatorio³.

En el plano estrictamente sindical, y como ya se ha adelantado, 1910 finaliza con la fundación de la CNT en el congreso celebrado en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre. De nuevo queda patente la implantación de la idea revolucionaria en Cataluña y Andalucía, puesto que de las 124 sociedades obreras que participaron en el congreso, sesenta y siete eran catalanas, y veinticinco andaluzas.

Congreso fundacional de la CNT anunciado por Solidaridad Obrera (04/11/1910)

A este congreso fundacional, que el periódico Solidaridad Obrera nombró como Congreso Obrero Nacional, acudieron como sociedades adheridas el Centro Instructivo Obrero de Algeciras; y la Sociedad de Profesiones y Oficios Varios de La Línea, representada por el valenciano José Negre, que sería el primer secretario general de la CNT.

Son tan pocas y parciales las piezas de puzzle que nos han llegado de la vida de Aurelio, que cuesta no ponerse a rellenar esos grandes huecos aunque sea con la imaginación, o en el mejor de los casos, con la intuición. Probablemente estuviera afiliado al Centro Obrero de Algeciras o perteneciera a alguna sociedad o gremio de panaderos, pero ¿cuál era la posición exacta que ocupaba en el terreno sindical? ¿Sería uno de los impulsores de que dicho centro se adhiriera a una organización tan novedosa?

En 1911 continúan los apoyos y donaciones a la prensa anarquista. Una nueva publicación entra a formar parte de su labor como propagandista: Acción Libertaria, que se publicó en varias etapas y ciudades (Gijón, Vigo y Madrid) entre 1910 y 1916, y de la que recibe un paquete en el mes de noviembre. Asimismo siguen en firme las donaciones y suscripciones a los presos por cuestiones sociales con cuantías que debieron ser importantes para la época. Sólo en el mes de diciembre se señala la cifra de 51,50 pesetas con destino a diferentes causas.

Sin embargo, será una vez más la celebración de un congreso el hito principal de este año para nuestra ciudad y el resto del país en lo que al movimiento obrero y sindical concierne. Entre los días ocho y diez de septiembre el Palacio de Bellas Artes acogió otra vez en sus salones al primer congreso propio de la CNT tras el fundacional del año anterior. Esta anómala enumeración se debe a que este congreso fundacional de 1910 fue en realidad convocado por el sindicato de adscripción catalana denominado Solidaridad Obrera, el cual funcionaba desde 1907. El propósito de crear una organización, con esos modernos planteamientos del sindicalismo revolucionario, pero a escala nacional, fue lo que al final devino en la creación de la CNT. Por esta razón a este congreso de 1911 se le asocia este número ordinal y así fue anunciado

Primer congreso de la CNT anunciado por Solidaridad Obrera (08/09/1911)

Los sindicatos de Algeciras representados en este congreso, con su correspondiente número de socios fueron:
• Corchotaponeros de Algeciras: 46 socios.
• Gremio de panaderos de Algeciras: 67 socios.
• Gremio de Estivadores : 87 socios.
• Gremio de carpinteros de ribera: 22 socios.
• Varios: 21.

Un total de 243 algecireños, de una suma final de 26.585 trabajadores de toda la geografía española, estuvieron representados en esta trascendental confluencia de sueños y aspiraciones de luchar por una sociedad más justa e igualitaria. Hagamos uso de otra hipotética pieza de puzzle ¿fue Aurelio Delgado uno de esos 67 socios del gremio de panaderos?
Las referencias halladas en Tierra y Libertad para los años 1912 y 1913 nos informan la mayoría de un incremento en las donaciones para causas solidarias. A través de Aurelio Delgado se canalizaron importantes cifras que fueron a parar, por ejemplo, a suscripciones de ayuda a los libertarios mejicanos, inmersos en un proceso revolucionario desde hacía dos años. Sólo en el mes de abril se recaudó en Algeciras un total de 42,40 pesetas con destino a México, cuando por ejemplo en Barcelona fueron 2,75, y en la comarca de Riotinto, 11.60 pesetas. Otra suscripción en la que participó nuestra localidad fue la que se originó a favor de los ex-directores presos del mismo periódico Tierra y Libertad para la que reunieron 19 pesetas, y a la que también se sumó el grupo de La Línea “Al buen fin la buena causa” con 10,45 pesetas.

Suscripción de ayuda para los libertarios mejicanos (1912)

Por estas fechas, junto al de Aurelio, aparecen otros nombre como los de Antonio Caravaca, Francisco palma, Gregorio Pacheco, Álvarez Labona o Juan Richarte, que sería entre 1920 y 1921, director del periódico gaditano Bandera Libre, subtitulado “decenario anarquista”.

Un acontecimiento importante a reseñar del año 1913, fue el anuncio de la creación en enero de la Sociedad de Cargadores y Descargadores de Algeciras, mediante el cual solicitaron las bases de trabajo (convenios laborales) a los portuarios de Bilbao y Barcelona. Una vez más, Aurelio coordina o colabora en esta iniciativa, pues la dirección de contacto vuelve a ser su domicilio, Alamedas,  13.

Creación de la Sociedad de Cargadores y Descargadores de Algeciras (1915)

Durante el año 1914, Aurelio continúa con la misma pauta solidaria. En un par de ocasiones dona humildes cuantías al periódico Regeneración, de México. También colabora económicamente con la Federación de Grupos Anarquistas de la región catalana para el envío de un delegado al Congreso Internacional de Londres de ese año, a lo que también se suma en la comarca el grupo linense “Al buen fin la buena Causa”. Este congreso surgió a iniciativa de la Federación Anarquista Alemana con el objetivo de crear una organización anarquista eficaz. Este ejemplo, como el del apoyo a los libertarios mexicanos, nos hablan muy claro del carácter internacionalista del anarquismo y de la misma concienciación social de Aurelio.

Ese mismo año verá la luz en Algeciras otro grupo anarquista, “Rebelión”, que nació con el fin de prestar apoyo a la propaganda. Se desconoce por ahora los integrantes de dicho grupo, y si Aurelio y los compañeros de “Solidaridad” formaban parte de él.

Creación del grupo Rebelión (1914)

A partir de esta fecha seguirán apareciendo referencias sobre Aurelio en Tierra y Libertad, aunque será con menos frecuencia que en años anteriores. No obstante, las que han sido localizadas ratifican su compromiso por la propaganda y la cultura. Por ejemplo, a principios de 1915 envía 19 pesetas para la compra de libros y retratos de Anselmo Lorenzo, considerado uno de los precursores del anarquismo en España, fallecido unos meses atrás. Y en el mes de junio plantea en la sección de Maremágnum su deseo de adquirir el libro El botón de fuego, de José López Montenegro (1832-1908), popular por esas fechas por ser una especie de “catecismo” libertario.

Petición del libro El Botón de fuego (1916)

En 1917, además del apoyo a la prensa ya mencionada, se suscribe a la revista barcelonesa Los Nuevos, y compra folletos, de los que se menciona uno titulado El anarquismo individualista. Además, recauda junto a Juan Faldolfo y José Custodio dos pesetas para la defensa de Rueda (en la nota de correspondencia sólo aparece el apellido), que seguramente se trate de Enrique Rueda López, alias Rodín, articulista y destacado militante de la región catalana, que cayó preso el año anterior⁴.

Una nota de la sección de correspondencia del n.º 415 de Tierra y Libertad del 15 de enero de 1919, mediante la cual se le envía a Aurelio unos paquetes, será la última noticia en prensa que tengamos de él hasta agosto de 1937, un año después de su asesinato; al menos de las que se han descubierto hasta ahora para arrojar algo de luz a su vida. Confiemos en que surjan algunas más a medida que avance ese proyecto general de contar la historia del movimiento libertario en el Campo de Gibraltar. ¿Pero, qué ha ocurrido en estos diecisiete años para que se haya producido este fundido en negro en la trayectoria de Aurelio?

Este apagón de los acontecimientos, este paréntesis en la lucha obrera hasta 1930, no sólo afectó por supuesto a Aurelio. A partir de 1918 y hasta aproximádamente 1921, una serie de graves conflictos sociales y laborales entre la patronal, el gobierno y las organizaciones sindicales, que el historiador cordobés Juan Díaz del Moral denominó como “Trienio bolchevique”, encendieron el panorama nacional y derivaron en el cierre de sindicatos, encarcelamiento de miles de militantes, y por tanto, en la clausura de las principales cabeceras de la prensa anarquista.

La finalización de este trienio apenas dio respiro a la clase obrera, pues en 1923, con el beneplácito de Alfonso XIII, se instauró la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Supuso el golpe de gracia contra la prensa anarquista, que como ya se dijo anteriormente, era el nexo de unión y altavoz de la inmensa mayoría de los trabajadores de España. Tierra y Libertad no vuelve a aparecer hasta noviembre de 1930, y Solidaridad Obrera sobrevivirá a duras penas los años 1923 y 1924, pero con estricta censura militar, hasta que reaparece también en agosto de 1930.

Así pues, cercenados los medios por los cuales Aurelio trabajaba para la causa más allá de su localidad, Algeciras, es lógico que no tengamos noticias suyas en esta década de los veinte del pasado siglo. Cuando se proclama la Segunda República el 14 de abril Aurelio cuenta con sesenta y tres años aproximadamente, una edad más que considerable para un trabajador de esa época. Quizá su actividad sindical y propagandística pasara a un segundo plano por este motivo, o puede que la vuelta de la clandestinidad de la CNT, que aumentaría su militancia hasta convertirse de nuevo en una organización de masas, y la proliferación de nuevos grupos específicos, le sirviera de acicate y estímulo para proseguir con la lucha. Sólo el hallazgo de nuevas referencias resolvería la cuestión.
El 18 de julio de 1936 los militares golpistas toman el poder en Algeciras sin apenas resistencia. Se produce como consecuencia la huida de los elementos más significados de los sindicatos y partidos políticos. Familias enteras huyen en todas direcciones, en especial hacia Jimena de la Frontera, que tardaría aún tres meses en caer, o hacia Gibraltar, que abre la frontera evitando de este modo una escabechina.

¿Y Aurelio, qué hizo Aurelio con casi setenta años a sus espaldas? De nuevo y por última vez nos vemos obligados a entrar en el terreno de las suposiciones. ¿Intentó huir? ¿Permaneció algún tiempo escondido hasta que lo apresaron? ¿Estuvo detenido entre el 18 de julio y el 17 de agosto, fecha de su fusilamiento? Ocurriera lo que ocurriera, toda una vida de dedicación en pos de la Idea y de una sociedad más justa e igualitaria acabaron esa noche frente a la tapia sur del cementerio.

El epílogo a su historia lo escribirían sus mismos compañeros justo un año después. El periódico Fragua Social, portavoz de la CNT durante el conflicto, publicó en agosto de 1937 un número especial conmemorativo del primer año de guerra y revolución social. En la página 11 insertaron un artículo titulado A los héroes, a los mártires, nuestro primer pensamiento, donde se enumera y homenajea a una serie de destacados militantes asesinados por el fascismo. Una semana más tarde, el mismo artículo fue publicado en Tierra y Libertad.

Uno de ellos es Aurelio Delgado López, que aparece junto a Pedro Vera, reconocido cenetista de Ceuta, e Isaac Puente, principal teórico del comunismo libertario en esa década. Esta última y sentida referencia a Aurelio demuestra que fue una figura reconocida dentro del panorama anarquista a nivel nacional. Es de justicia que sean ellos, sus compañeros, los que finalicen esta efeméride con las mismas palabras con las que conmemoraron a los caídos:

… Todos militantes de vanguardia de nuestro movimiento libertario. Caídos con centenares más en las jornadas de julio, en los frentes y asesinados por el fascismo triunfante.
Y junto a estos, millares y millares de camaradas anónimos. Militantes revolucionarios y antifascistas de corazón. Mujeres, niños, ancianos, cuyas vidas segó la metralla de los traidores, que a la próspera España sumieron en ruinas. Los mutilados, mártires de una guerra sostenida con tesón por la libertad y la independencia.
A todos nuestro primer respetuoso pensamiento… un minuto de silencio ¡Son los artífices de la libertad.

“Nuestro primer pensamiento”, en Tierra y Libertad.

Notas
1 Gutiérrez Molina, José Luis: La idea revolucionaria. El anarquismo organizado en Andalucía y Cádiz durante los años treinta. Sevilla, Las siete entidades, 1993.
2 Díaz Martínez, Beatriz: Un rosal de flores chiquititas. Represión y supervivencia en Los Barrios (Cádiz). Tréveris, 2011.
3 Notas sobre Luis Simarro Lacabra, en biografías de la DRAE.
4 Notas sobre Enrique Rueda (a) Rodín, partidosindicalista.wordpress.
5 Todos los recortes de Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera han sido extraídos de la web del CEDALL (Centro de documentación antiautoritario y libertario).

Compártelo