Un día después de que el Gobierno haya anunciado que a partir del 1 de julio los jardines del Pazo de Meirás podrán ser visitados como propiedad pública, es buen momento para volver a abrir las puertas de nuestro archivo y hacer “visitable” el borrador de un artículo escrito en 1977 por el escritor y periodista Jesús Ynfante, cuyo legado custodiamos en la Casa de la Memoria: La justicia española por fin se ocupa de la familia Franco.

Jesús Ynfante
Jesús Ynfante.

En este borrador, que aún no sabemos si llegó a publicarse en algún medio y que a continuación transcribimos, Jesús Ynfante repasa los ilícitos tejemanejes, en especial los del hermanísimo Nicolás Franco Bahamonde, de una familia que a la muerte del dictador amasó una fortuna calculada en miles de millones de pesetas, cifra que no se conocerá nunca con exactitud a causa de la compleja urdimbre en la que dicha familia envolvió estos “robos institucionalizados”, y sobre todo al paraguas legal facilitado por los primeros gobiernos de la Transición. Además, y para que no falten referencias a los grandes apellidos españoles de nuestra historia financiera, aparece también en el artículo la figura de Ramón Rato, padre de otro personaje que continuó con las tradiciones esquilmadoras de sus antecesores: el ex ministro de Economía Rodrigo Rato.

A pesar de todo, quizá por aquello de cubrir las apariencias, los descendientes del dictador no se libraron de que por primera vez la justicia española actuara contra ellos. Los afectados fueron Nicolás Franco Pasqual de Pobil e Isabel Pasqual de Pobil Rabello, sobrino, cuñada y herederos de Nicolás Franco Bahamonde, fallecido ese mismo año en el mes de abril. El promotor del procedimiento legal fue el Banco Español de Cŕedito, Banesto, y consistió en una ejecución hipotecaria por valor de 5 millones de pesetas sobre un piso a nombre de los aludidos.

Borrador del artículo (1977)

No fue la primera vez que Jesús Ynfante denunció las corruptelas de esta familia. Dos años antes, en 1975, escribió el libro Los negocios ejemplares, publicado en Toulouse (Francia) por la editorial Monipodio. El capítulo III de esta obra se titula precisamente “Los negocios del caudillo”, y contiene los siguientes subapartados: “La familia Franco”, “La tribu del Pardo” y “El negocio del aceite”. En septiembre de 2019 nos hicimos eco de ello en la siguiente entrada: Los negocios del Caudillo.

Los Negocios ejemplares en el rincón de Jesus Ynfante

Esta labor de denuncia ha tenido continuación en las muy aconsejables obras de Mariano Sánchez Soler: Villaverde, fortuna y caída de la casa Franco (1990) y La familia Franco S.A. (2019) en las que rompe con el mito de la “austeridad” impuesto por la propaganda franquista de una familia que alcanzó el poder por medio de la violencia y que aún sigue viviendo de esos míseros intereses.

Transcribimos a continuación el borrador del artículo:

Las justicia española por fin se ocupa de la familia Franco, por Jesús Ynfante

Desde 1937 la vida de la familia Franco Bahamonde ha sido presentada machaconamente como un ejemplo para todos. El ambiente familiar sencillo de los Franco se ha mantenido a nivel de imagen consumible para los sufridos españoles durante cuarenta largos años de dictadura. Franco y doña Carmen han sido la pareja ejemplar en cuya conducta tuvieron que mirarse por fuerza los españoles. Los Franco eran “una familia hidalga, imagen fiel de las familias españolas que han resistido los más duros embates del materialismo”- como la retrató el propio Francisco Franco en la frase clave de Raza, guión de cine deleznable escrito por él mismo.
El Régimen de Franco, encabezado por la tribu de El Pardo, había alcanzado sin embargo en cuarenta años unos límites de corrupción comparables a los regímenes de Vietnam del Sur, de Formosa con Chang-Kai-Chek, Filipinas con la familia Marcos, Nicaragua con los Somoza o de la República Dominicana con los Trujillo. Y ahora, en el segundo aniversario de la muerte del dictador, cuando Franco ya se encuentra enterrado en nuestras memorias, llega una noticia bomba: en el Juzgado de Primera Instancia número 14 de Madrid, expediente número 916 del año 1977, existe actualmente un procedimiento de ejecución hipotecaria promovido a instancias del Banco Español de Crédito contra Nicolás Franco Pasqual del Pobil, Isabel Pasqual del Pobil Ravello y herederos de Nicolás Franco Bahamonde; es decir, que BANESTO ha embargado los bienes del sobrino, la cuñada y los herederos del hermano mayor del anterior Jefe del Estado.
Es la primera vez que aparece el apellido Franco Bahamonde en las páginas de una publicación judiciaria española y es el primer proceso contra la familia en bloque y especialmente contra Nicolás Franco Bahamonde, fallecido en el mes de abril pasado, que jugó un papel decisivo en el nombramiento de su hermano Francisco como “Caudillo de España”. La Justicia española por fin comienza a ocuparse de la familia Franco.
Nicolás Franco que jugó durante los primeros meses de la guerra civil el difícil papel de Luciano Bonaparte, es decir, el hermano más inteligente del todo poderoso “Caudillo de España”, participó y promovió ininterrumpidamente “negocios” desde 1939 con tanta avidez que sus “actividades financieras” representaron un escándalo incluso para el propio Régimen. La ambición desaforada de Nicolás era menor si se la compara con la ambición cautelosa de su hermano Francisco; pero tanto los defectos como las capacidades de los hermanos fueron provechosas para la familia Franco.
El primer negocio señalado de Nicolás Franco fue en plena II Guerra Mundial con unos submarinos alemanes con casco de cemento que iban a construirse en Valencia en los astilleros de la empresa Unión Naval de Levante. Como era material de guerra Nicolás Franco y sus asociados de la Unión Naval de Levante obtuvieron fácilmente el permiso de importación de los motores provenientes de Alemania. Los submarinos, encargados por el III Reich, operarían en el Mediterráneo.
Cuando finalizó la II Guerra Mundial quedaron en los astilleros media docena de submarinos sin terminar. Nicolás Franco realizó entonces un negocio impresionante pagando 300.000 pesetas en una falsa subasta por la importación definitiva de la maquinaria de los submarinos. Otros dos golpes maestros de Nicolás Franco Bahamonde fueron la fabricación de cacerolas con Manufacturas Metálicas Madrileñas y la desaparición del aceite de REACE.
En los años cincuenta, Manufacturas Metálicas Madrileñas se dedicó a la fabricación de cacerolas de aluminio bajo la licencia técnica de ALCAN, una de las sociedades más importantes del Canadá y del mundo en la fabricación del aluminio. Por parte española intervinieron en la empresa, Nicolás Franco Bahamonde que fue consejero, después vicepresidente y por último presidente, el diplomático Sangróniz, Jesús Obregón, De la Cierva y otros.
Nicolás Franco y sus amigos se dedicaron a ampliar masivamente el capital vendiendo en Bolsa todas las acciones que se quedaron sin suscribir y así pasó de 25 a 1047,2 millones de pesetas el capital de Manufacturas en un plazo de varios años. Cuando la quiebra tuvo lugar, el propio Franco intervino decretando la salvación de los culpables entre los que se encontraba su hermano.
Nicolás Franco ha estado además implicado en varios asesinatos para evitar las salpicaduras del escándalo con el aceite de REACE, negocio que consistió en obtener fácilmente, a través de influencias políticas, las adjudicaciones de partidas importantes de aceite, gracias sobre todo al aval de Nicolás Franco Bahamonde.
Durante la instrucción judicial del sumario sobre REACE hubo varias víctimas, desconociéndose “oficialmente” a dónde fueron a parar el aceite y el dinero. En la vista de la famosa causa se declararon improcedentes todas las cuestiones referentes a Nicolás Franco Bahamonde y el fiscal de la Audiencia de Pontevedra fue ascendido a fiscal del Tribunal Supremo. Las víctimas de REACE son actualmente seis y los autores materiales de estos asesinatos no han sido todavía hallados.
Nicolás Franco participaba en el negocio del aceite a través de una sociedad fantasma denominada Grupo Español de Iniciativas S.A. (GEISA), compañía financiera con un capital ridículo de un millón de pesetas y en donde figuraban como asociados Stefan Chenki, apátrida de origen rumano, Alexandre Henríquez Lancastre, un inquieto portugués que vive en Ebora junto a la frontera española, y Severiano Martínez Esteban, un exiliado cubano, de profesión “empleado”, que fue designado el 23 de junio de 1971 vocal y sentado en el Consejo de Administración de GIESA junto a la familia Franco Bahamonde, quizás como premio a los servicios prestados. Nicolás Franco con una sola acción de 10.000 pesetas era presidente de GIESA y vocal en los consejos de administración de FRIBARSA y REACE.
Hay, sin embargo, un precedente histórico del embargo de la familia Franco. En 1966, los bienes de Nicolás Franco fueron embargados por el Banco de Siero cuyo presidente y propietario era entonces el financiero Ramón Rato.
Nicolás había aceptado unos efectos por un importe de cuatro millones ochocientas mil pesetas que le fueron protestados por falta de pago. En otras palabras, Ramón Rato había prestado 4.800.000 de pesetas a Nicolás Franco y éste no se las había devuelto, siendo entonces procesado. La torpeza “política” de Ramón Rato procesando a Nicolás Franco con una letra de cambio sería aprovechada astutamente por los socios del Opus Dei que lograron encarcelar al financiero y se apoderaron del Banco de Siero, convertido posteriormente en el hoy Banco del Norte.
Fue entonces cuando Ramón Rato comprendió que procesar a Nicolás Franco por el impago de una letra aceptada había sido el más grave error cometido en su vida; sobre todo, con el Opus Dei al acecho. Rato desistió entonces del proceso enviando la letra de cambio impagada y una carta con excusas a Nicolás Franco, indicándole que pagara la letra cuándo y como quisiera.
Nicolás que antes de dedicarse a los negocios había sido ingeniero naval por su profesión, conspirador político y contrabandista de armas antes de la guerra, virtual Jefe del Gobierno en 1936, habilitado de pagos en Estoril y en Lisboa embajador durante muchos años, aprovechó la visita del enviado de los Rato que le había entregado la carta y la letra de cambio para alegar vinculaciones familiares merecedoras de gratitud por parte de todos los españoles, afirmando con chulería que no pagana la letra, ni la pagaría nunca y que no se molestaba impunemente al hermano mayor del “Caudillo de España” por cuatro miserables millones ochocientas mil pesetas.
La subasta del piso de los herederos de Nicolás Franco Bahamonde está anunciada para el próximo día 15 de diciembre y curiosamente la cantidad reclamada ante el juzgado número 14 de Madrid por el Banco Español de Crédito es de 5 millones de pesetas. La justicia española se ocupa por fin de la familia de Nicolás, que era el jefe de la familia para su hermano Francisco Franco Bahamonde.

Compártelo