Prácticamente una caja llena de dosieres, fotocopias de artículos y capítulos de libros, recortes de prensa, notas manuscritas, etc. sobre la Mano Negra entre los materiales de los fondos de Jesús Ynfante, nos hacen pensar que el escritor quizá tuviera la intención de publicar algún libro sobre tan controvertido asunto.

Documentos de Jesús Ynfante sobre La Mano Negra.
Documentos de Jesús Ynfante sobre La Mano Negra.

El primer documento que hemos elegido es una carta que su abuelo le escribe a su padre, Jesús Ynfante Sebastián y que facilitamos a continuación:

A mi muy querido hijo, Jesús Ynfante Sebastián.
Un capítulo de mi biografía.
Entre las cosas más insospechadas de mi larga y accidentada vida, lo es, el que hubiera de desempeñar un cargo en esa región en que yo con 29 años fui Promotor Fiscal del Juzgado de 1ª Instancia de Grazalema y en sus pueblos tuve que prestar una labor de las más enojosas de mis servicios en la Administración de Justicia.
Como habrás oído de la Mano Negra que por esos pueblos germinó y tu padre fue el primero en obtener los datos de su existencia, de que dio a conocer a sus superiores, que no se dieron por enterados, y después le reconocieron ser su labor muy apreciable, ahora en que las ideas aquellas, más educadas, se muestran a luz y prácticas notorias, resuelvo mandarte lo que tengo de aquel suceso que para mí fue baldón nacional por la enormidad del hecho y resultados.
El seis de marzo de mil ochocientos ochenta y dos tomé posesión del cargo de Promotor Fiscal del juzgado de Grazalema por haber gestionado mi venida a Andalucía al estar con igual cargo en el de Cogolludo (Guadalajara). Para esta gestión tuve en cuenta que el Gobierno Liberal proyectaba la creación de Audiencias de lo Criminal para que juzgasen en juicio oral y público los delitos y que suprimía los cargos de Fiscal en los juzgados, y teniendo excedencia quise colocarme cerca de mi casa de Casares –era casado y tenía ya dos hijos- sucedí a un señor que llevaba en el cargo de fiscal en Grazalema doce o más años (D. Manuel Vallejo Cueto) y el buen señor de lo que menos se ocupaba ya era del cargo, existiendo en todo lo que era el Juzgado un gran Maremagno porque el juez era otro pobre viejo y todo estaba en manos de los escribanos, sobresaliendo la labor de un Santos Pajares –claro es, con buena gana y hábitos de trabajo, el mejorar aquel estado fue mi empeño-
Al llegar sucedía que todos los días a la hora de la llegada del correo, había disparos de multitud de cohetes, ya de una fracción local o de la otra, según las noticias que recibían sobre cambio de Ayuntamiento y fue lo primero que logré concluyese. En Grazalema encontré personal que me dieron acogida cariñosa. El Párroco, Don Rafael Chacón, que lo había sido de Casares cuando yo nací; los de su familia, Don José Pellisó comerciante, su hijo Luis médico casado con una hija del farmacéutico Don Mariano Ruiz.
Cuando llegó mayo, y podía llegarse en caballería a esa sierra pusimos casa en la calle Arcos, casa de los Ayala y nuestra vida social nos dejó buenos recuerdos siempre, cuando llegaba la época de la recolección vino de Jerez un aperador a buscar segadores y aquella noche cuando iba a su casa fue asesinado misteriosamente; a la vez en Ubrique y Benaocaz había incendios y otros crímenes inexplicables; y esto me hizo una labor en que descubrí que había en Ubrique un deportado de Cuba llamado Alejo Bonachea que tenía creada una sociedad secreta dividida en decurias y centurias, de la que nacía todo aquello. Llegó diciembre de 1882 fui nombrado para la Secretaría de la Audiencia de Algeciras y en aquel mes resultó el crimen de la Mano Negra.
Por esto, cuando se sustanciaba la causa me buscaron de Madrid como buen conocedor de aquello que poco a poco se agrandó y logré con grandes apuros no salir de Algeciras.

Pues este tal Alejo Bonachea Palmero al que se refiere -que usaba como nombre simbólico el de Perseverancia- lo que había hecho era formar una agrupación masónica en Ubrique, la logia América, en recuerdo del nombre a la que él pertenecía en su ciudad natal de San Juan de los Remedios, en Cuba. En 1882 adquirió el grado de Venerable y se mantuvo activo hasta que en 1888 abandonó su pertenencia a la misma. En ese tiempo participó en la fundación de la logia Fiat Lux de Ronda y fue colaborador de Bartolomé Bohórquez Gil que le sustituyó en la dirección de la logia y que emprendería, posteriormente, sus actividades en Tarifa, lugar al que se trasladó como maestro (Benítez Morales, 2017).
La logia ubriqueña, que contaba con talleres y cursos, una escuela laica -el Ateneo- y disponía de una nutrida biblioteca, disfrutaba de un gran prestigio, incluso fuera de España. Todo ello era debido a la incansable labor que desarrollaban sus componentes en aras de llevar el progreso a los lugares más atrasados de nuestra geografía, promoviendo y patrocinando centros educativos, que eran libres, laicos y gratuitos, ya que estaban dirigidos a los más desfavorecidos, incluidos los adultos analfabetos. Su objetivo final era el progreso de la población a través de una nueva generación de ciudadanos formados en estas instituciones, ya que, según Arenas Vinagre, la falta de instrucción estaría en el origen de los males de la sociedad y para remediar estos males: “La masonería puede y deber establecer centros de instrucción para, por este medio, sacar al trabajador de la ignominia y hacer de él un hombre instruido y libre” (Morales Benítez, 2017).

Cárcel de Jerez. Grupo de presos acusados de pertenecer a La Mano Negra.
Cárcel de Jerez. Grupo de presos acusados de pertenecer a La Mano Negra.

Por tanto, tras leer la carta, quizá podamos concluir con que el abuelo de Jesús Ynfante probablemente se confundía al tratar de culpabilizar a la masonería de los sucesos que dieron origen a la supuesta Mano Negra, ya que ésta estaba volcada en la regeneración social a través de instituciones educativas y culturales y representaba a una pequeña burguesía local ilustrada con inquietudes políticas, sociales y culturales y no se definía por el asalto a cortijos, la quema de vides, ni el resto de actuaciones que promovían los jornaleros. La logia América –una de las más antiguas de Andalucía- estuvo presente en esta localidad de una manera casi ininterrumpida durante 45 años, llegando a contar, en su período de máximo apogeo, con más de un centenar de miembros (Morales Benítez, 2017).
La sociedad del momento, dominada por la estructura caciquil con el poder político y económico concentrado en unas pocas familias, también vio nacer las primeras actuaciones de lucha obrera, siendo el campo andaluz el epicentro de las organizaciones anarquistas. Obviamente, con intereses y discursos muy diferentes a los de los masones y, sobre todo, focalizadas en llevar el sustento a las familias que vivían en perpetua necesidad y en lograr unas condiciones laborales mínimas que garantizaran algunos de los derechos más básicos e inalienables a los seres humanos. Podemos decir que en esos tiempos, la lucha sindical era una lucha prácticamente por la supervivencia, lo que radicalizaba de forma extraordinaria las formas y las actuaciones, entre las que debían incluirse acciones de fuerza, incluso de violencia.
La masonería ayudó a estas gentes en sus desgracias, intentando aportar un poco de luz en sus tristes vidas, pero, desde luego, no fue la responsable de huelgas, protestas, etc. Es más, el caudal humano del que se nutrían, por un lado la masonería y, por el otro, el anarquismo, no era en absoluto el mismo, puesto que, entre los segundos lo que nos encontramos es con el campesinado depauperado, secularmente hostigado y prácticamente expulsado de la sociedad, mientras que entre los primeros figuraban intelectuales, pequeños empresarios, y demás grupos de una clase media interesada e implicada en el progreso.
Pero, siguiendo con la documentación de Jesús Ynfante, otro documento nos llama la atención, un cuaderno con aspecto de forrado a mano, en el que, en su tapa, se encuentra manuscrito lo siguiente:

Del Excmo. Señor don José de Carvajal y Hue Ministro de Estado y de Hacienda en la 1ª República.
En la obra de los trabajo suyos de abogacía que rotuló Quidlibetos forma un capítulo lo de este cuaderno desglosado de ella.
Trata de su intervención en la Mano Negra.
Nota – se ruega su devolución por estarme dedicada la obra.

José Carvajal y Hué
José Carvajal y Hué

Debió de tratarse –hoy está bastante incompleto- de un ejemplar del libro publicado en 1892 por José de Carvajal y Hue, titulado La Mano Negra. Esta publicación se origina puesto que fue el prohombre malagueño –industrial, abogado, político, escritor, etc.- el que defendió a tres de los acusados de los denominados crímenes de la Mano Negra, o más exactamente del crimen de la Parrilla o asesinato del Blanco de Benaocaz . El caso se saldó con quince penas de muerte, de las que se ejecutaron siete simultáneamente en Jerez el 14 de junio de 1884, entre ellos el maestro Juan Ruiz, considerado el cabecilla y defendido también por Carvajal. Éste, al que podemos considerar como un firme promotor de abolir la pena de muerte, no procedió a la defensa de los reos por afinidad ideológica, como se puede suponer, ya que la mayor parte de los jornaleros pertenecían a la Federación de Trabajadores Regional de España de la Internacional, con posicionamientos anarquistas o comunistas.
A Carvajal podemos encuadrarlo dentro de una corriente ideológica liberal en lo económico, conservadora en lo social y profundamente republicana. Participó activamente en la Revolución de 1868 para destronar y expulsar a la reina Isabel II y, tras desplegar una activa y fructífera vida como promotor y hombre de negocios, desempeñó diferentes cargos en los sucesivos gobiernos de la Primera República. Llegó a ocupar el puesto de Ministro de Hacienda entre octubre de 1873 y diciembre de 1874 en el gobierno de Pi i Margall, pasando después al de Ministro de Estado con el gobierno de Castelar –con quien estaba muy unido políticamente hablando-, hasta que el golpe de Pavía acabó con el primer intento republicano en España.
La reposición en el trono de Alfonso XII no alivió la situación de los jornaleros andaluces que resistían intentando organizarse en torno a los sindicatos y a la mencionada FTRE, llegando a producirse serios y furibundos enfrentamientos entre éstos y la policía y el ejército. La idea de dar un escarmiento fue probablemente la que guio a las autoridades a argumentar la existencia de una asociación secreta de carácter terrorista y que presionaba especialmente a los grandes latifundistas y terratenientes andaluces, siendo la provincia de Cádiz uno de sus centros, donde el negocio de la vid y sus derivados los vinos tenían en Jerez y su comarca uno de los puntos de mayor conflicto, por el elevado número de trabajadores que se requerían para las faenas agrícolas. La existencia de un crimen en el que resultaron tres personas asesinadas, y otro más anterior, el de un guarda, al que acabaron incluyendo también como asesinato ligado al mismo caso, se convirtieron en las principales acusaciones y, aunque no existía ninguna vinculación con la lucha sindical, fue aprovechado para culpabilizar de las muertes a un grupo de estos trabajadores. Previamente se habían producido miles de detenciones, lo que evidencia que se trataba de una estrategia en contra de la organización obrera y su lucha y no sólo la investigación sobre un caso de asesinato del que fueron responsabilizados 17 trabajadores sin que existieran evidencias de su implicación.
Tenemos en juego, por tanto, a los desahuciados de la sociedad, los marginados y explotados procurando exigir algunos derechos y presa fácil para que se les pueda acusar, como fue el caso, con un solo trozo de papel localizado por la policía debajo de una piedra en el que se mencionaba a la denominada Mano Negra; y, por otro lado, a una burguesía rural que no estaba dispuesta a perder ni uno sólo de sus privilegios. Carvajal, en este desgraciado episodio de nuestra historia, no se centró en procurar dilucidar si la tal organización criminal existía o no, o si los delitos de los que se les acusaba eran ciertos, sino en evitar que fuesen condenados a la pena máxima. La distancia ideológica entre los obreros seguidores de la Internacional y la burguesía –defensores, por ejemplo, de la propiedad privada-, a la que pertenecía el exministro abogado de los reos, aunque militase en las filas del republicanismo, era enorme. No obstante, acometió su labor con denuedo y el caso sirvió para dar voz a los más humildes y para crear un estado de opinión respecto a la brutalidad y la crudeza de las penas.
Pero, volvamos a la carta con la que iniciamos para comprobar que está escrita en un folio membretado con un sello en color verdoso, en el que se lee:

Juan Ynfante, el padre de Jesús Ynfante Sebastián y abuelo de Jesús Ynfante Corrales, está mandando un claro mensaje al elegir este papel para redactarle este escrito a su hijo, al tiempo que también se está definiendo. En verano de 1873, la débil I República vivió momentos convulsos debido a la fractura del territorio en numerosos cantones, un fenómeno en el que se pueden atisbar elementos de diferentes ideologías. Por un lado, las posturas federalistas llevadas a un terreno radical en el que las ciudades se declaraban independientes del Estado y, por otro, las ideas anarquistas que promovían la libertad y la autodeterminación como modelo político, la toma de decisiones asamblearia y la supresión del Estado como elemento alienante de la sociedad que ejercía un control absoluto de todas las facetas de la vida de los individuos. Estas ideas, no obstante su origen ácrata, tuvieron eco en la pequeña burguesía y la clase media, deseosas de ampliar derechos y de acabar con la pervivencia de algunas secuelas del Antiguo Régimen y del absolutismo. En estos grupos de intelectuales, pequeños comerciantes y profesionales liberales, estas posiciones calaron y, además de la expresión del cantonalismo, que podemos considerar como un extremo puntual sin mayor recorrido, lo que tuvo un exponencial desarrollo fue el avance de los nacionalismos periféricos, destacando, como es de suponer aquellos en los que las señas diferenciales eran más evidentes, como son el caso vasco o el catalán. También en aquellas zonas donde la burguesía tenía un mayor peso, ya que el nacionalismo es una opción, en cierta manera conservadora –se trata de salvaguardar y defender una personalidad social a la que ni siquiera fue extraño el propio carlismo- y en gran medida burguesa. Mientras el pueblo llano estaba entregado a la causa de la supervivencia, las clases medias podían permitirse el juego de las identidades y las patrias y ahí es donde encontramos a la familia Ynfante, que cumplía con todas estas características de pequeña burguesía ilustrada deseosa de cambios y de modernización, posicionados en la defensa de unos caracteres nacionales definitorios y en la pretensión de acometer una descentralización del país. El feroz centralismo al que sometieron a los territorios nacionales los primeros Borbones, llegado el s. XIX empezó a recabar detractores que proponían avanzar hacia otras estructuras organizativas y de gestión. Esta descentralización fue una reivindicación constante para un amplio arco ideológico del país, especialmente desde la Revolución de 1868 y las propuestas de una administración federal ganaban adeptos.
Diez años después de la declaración cantonal que barrió España, en 1883, tuvo lugar la proclamación de la Constitución de Antequera, en la que se proponía un modelo confederal para el país, desde las bases de que fuesen los propios andaluces quienes decidieran su futuro, adoptando, por tanto, un sufragio universal masculino y recogiendo capítulos y artículos en los que también se expresaban otras viejas aspiraciones sociales y obreras, como puede ser, por ejemplo, un cierto reparto de tierras.
Comprobamos, así, que la familia Ynfante está ya desde finales del s. XIX comprometida con el andalucismo, algo que culminará con la figura del padre de la patria andaluza, Blas Infante, familiar directo y muy próximo a estos Ynfante, con quienes comparte no sólo el origen, sino también una posición ideológica y un empeño efectivo en conseguir sus aspiraciones, desde una militancia activa que les llevó, incluso, al liderazgo político.
Disponemos, de este modo, de la práctica totalidad de ideologías en juego en estos papeles que hemos seleccionado de los muchos que tiene en los fondos Jesús Ynfante relacionados con el caso de la Mano Negra, por el que, a todas luces, él sintió un interés más que evidente y que, como hemos visto, no sólo concernió a sus antepasados, sino que incluso tuvieron un posible protagonismo en el mismo.
Anarquistas e internacionalistas por un lado, en plena batalla por la vida, intentando organizarse y plantar cara a una clase poderosa y una Administración estatal que disponía de todas las fuerzas disuasorias para reprimirlos, cuando no, como en el caso de la Mano Negra, echando mano de inventos para culpabilizarlos y ejemplarizar castigos y escarmientos. Por otro lado, la masonería, una organización que siempre causó inquietud entre las autoridades y que se disponía, manos a la obra, a procurar mejoras en la sociedad que el Estado no acometía y que, por lo general, como la educación, la sanidad o la protección laboral, no se consideraban derechos innegables de la población. También el nacionalismo, defendiendo el federalismo y otras maneras alternativas de ordenación y gobernanza del territorio, atendiendo a los valores identitarios y de personalidad histórica e incluyendo medidas sociales de avance para integrar a la mayoría de la población, que era sistemáticamente marginada. Junto a ellas, la personalidad de alguien como Carvajal y Hué, quien también estaba vinculado al mismo área geográfica, ya que, natural de Málaga, originariamente fue diputado por Gaucín, concentrándose todos estos acontecimientos en la zona de la serranía de Ronda, a caballo entre las provincias de Málaga y Cádiz. Este último, quizá desde una posición más conservadora, pero compartiendo también los deseos de progreso y humanización de las instituciones que se reivindicaban desde las líneas republicanas.

Estamos convencidos de que con toda esta documentación Jesús Ynfante habría redactado una obra de gran interés, algo que hemos podido atisbar, también a partir de algunas notas manuscritas suyas entre las que figuran los guiones de un hipotético y proyectado libro sobre la historia de Andalucía, entre los cuales figura el caso de la Mano Negra como un capítulo especial ya que, como hemos visto aquí de forma somera, en él se puede ejemplificar la España de finales de aquel trepidante siglo XIX y la apasionante historia de sus protagonistas. Seguiremos ojo avizor, por si pudiera ser que en algún momento, entre todos sus documentos, apareciera cualquier texto relativo a este controvertido tema, del que aún no se ha logrado una interpretación fidedigna ni, desde luego se ha hecho justicia y que sigue causando fascinación a día de hoy.

Portada del cuaderno en poder de Jesús Ynfante.
Portada del cuaderno en poder de Jesús Ynfante.

 

Carta manuscrita del abuelo de Jesús Ynfante.
Carta manuscrita del abuelo de Jesús Ynfante.

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BIBLIOGRAFÍA
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· Castillo Corbacho, Pedro: Proceso a los hermanos Corbacho. Málaga, 1990.
· Gutiérrez Molina, José Luis: “La Mano Negra (1883)”, en El Estado frente a la anarquía. Los grandes procesos contra el anarquismo español (1883-1892). Madrid, Síntesis, 2008, págs. 26-47.
· Morales Benítez, A. (2017): “Bartolomé Bohórquez Gil: teósofo y masón”. Revista Aljaranda.
· Morales Benítez, A. (2017): “El compromiso de la masonería con la educación a finales del siglo XIX. El caso de la logia América de Ubrique (Cádiz)”. Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña (REHMLAC), vol 9, nº 1.
· Morales Benítez, Antonio y Sígler Silvera, Fernando: “Ideas ilustradas de Cuba a Ronda. La introducción de la masonería en la Serranía desde la isla caribeña. Una vía de introducción de la masonería en Cádiz (España) desde Cuba. La logia América de Ubrique y el papel del cubano Alejo Bonachea Palmero”. III Congreso Internacional de Historia de la Serranía de Ronda, 14-17/11/2019.
· Pantoja Antúnez, José Luis y Ramírez López, Manuel: La Mano Negra. Memoria de una represión. Cádiz, Quorum, 2000.
· Pérez Trujillano, R.: (2014): “La Constitución de Antequera de 1883: horizontes para un país”. Diario Público. 2/2/2014.
· Robles Morion, Antonio: Narrativa corta y novelada de aquella que fue la Mano Negra jerezana. Jerez, 1984.
· Serrano Ruiz-Calderón, J. M. y Serrano Gálvez, M. (2017): José Carvajal y Hue, un decano ante el Supremo y la pena de muerte. Biblioteca del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Tirant Humanidades. Valencia.
· Sígler Silvera, Fernando: La Primera República. Ubrique, 1873. Cádiz, Tréveris, 2013.

 

 

 

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